sábado, 27 de febrero de 2010

Mi entorno

Mi entorno
Buenas tardes maestro Sixto y compañeros:
Al realizar mi andamio, quiero decirles que me encanta la utilidad de este recurso pedagógico porque se aterriza en acciones concretas que podemos realizar en el aula y que va de la mano de la RIEB.
Mi entorno es un barrio del municipio de Tecamachalco, llamado San Juan Bautista. Aproximadamente tendrá 4 mil quinientos habitantes.
Las actividades económicas giran en torno a la agricultura, la ganadería, la avicultura y el comercio.
Puedo afirmar que los padres de familia de mis alumnos, son en su mayoría empleados y campesinos. En un 30% sufren el abandono de la figura paterna por situación de migración hacia los Estados Unidos, por lo que están bajo la custodia de la madre, tía o abuelos. Esto origina problemas de conducta en algunos de estos chicos, indiferencia hacia el estudio, pues sus metas están en emigrar hacia el vecino país del norte.
Al realizar consejos técnicos, las compañeras de mi escuela Telesecundaria “Pedro María Anaya”, coincidimos en que los alumnos tienen ya sus primeras experiencias sexuales, los padres, ven muy normal esto, no hemos podido disminuir el número de alumnas embarazadas que por esta causa desertan. Las que no, aún como exalumnas, pues deciden vivir en unión libre antes de los 18 años de edad. En los convivios como el del 14 de febrero, constatamos que por lo menos el 50% de los alumnos mantienen relaciones de noviazgo, y que esto genera situaciones de violencia, primordialmente entre las alumnas porque “le quitaron al novio”.
En la comunidad de San Juan. No existen espacios recreativos, más que las canchas de basquetbol y futbol en el centro de la comunidad, donde juegan los niños, pero algunos adolescentes y adultos prefieren el alcoholismo. Esto es muy común verlo principalmente en los fines de semana y fiestas.
En los once años que llevo laborando en esta institución puedo testimoniar que la escuela ha sido víctima de robo en los inmuebles de la escuela, televisores y equipo de sonido en su totalidad por 5 ocasiones. Por ello, puedo afirmar que el vandalismo en las inmediaciones de la escuela es un problema grave, por lo cual la asociación de padres de familia, tiene que contratar a un velador, ya que hoy ya contamos con equipos de cómputo y enciclomedia y no se quiere “arriesgar” estos apoyos didácticos.
Respecto a mi grupo, puedo decir que es el segundo año consecutivo que está a mi cargo y que existe empatía. Los chicos me demuestran afecto y respeto. Les he manifestado que son para mí como otros hijos y que los quiero mucho.
Me satisface, hablar de él, porque mis compañeras reconocen la unidad que hemos construido, en situaciones de apoyo a un compañero con problemas, inmediatamente se manifiesta la solidaridad. Lo mismo puedo decir que se ayudó con una cooperación para nuestros hermanos de Haití y que no les importó contribuir hasta con lo que tenían para comer ese día.
Me dicen que ¿por qué no soy su maestra también en el Bachillerato? ya que están próximos a egresar. Y quiero compartirles la fórmula de estos resultados: “si tú das amor, recibirás amor”.
Respecto al deterioro ambiental, tenemos cerca una Procesadora de aves “Bachoco” que contamina grandemente el aire, pero también provee de empleo a muchos habitantes de la comunidad. El exceso de basura inorgánica, la falta de hábitos de limpieza como barrer las calles, depositar la basura en el bote, es un constante problema, así como hacer uso adecuado en los sanitarios, son problemas que no he podido combatir en su totalidad.

Al realizar este análisis y descripción de mi entorno escolar veo con más claridad como cada uno de los factores registrados en el andamio, nos lleva precisamente al desarrollo de las competencias para la vida, cómo las que promueven el desarrollo de la vida en sociedad, convivencia, así como las del aprendizaje permamente, el manejo de situaciones y de la información (trabajo, cuidado del medio ambiente, salud y sexualidad, relaciones en el contexto escolar).
Ha sido oportuno este aprendizaje, porque precisamente me lo llevo para compartirlo con mis compañeras maestras.

También he reflexionado en cuanto a la problemática de nuestro entorno, no todo es posible resolverlo dentro del ámbito escolar, pero sí hay mucho que podemos hacer y en mi caso, pues creo que no había puesto el interés necesario o por lo menos no sabía cómo abordarla.

Este aprendizaje, me compromete aún más a mejorar mi labor docente y a tener en claro que nuestra meta es preparar a nuestros niños y adolescentes para la vida, así como una carrera de relevos, en donde tenemos que entregar bien la "estafeta" en cada uno de los niveles de Educación Básica y así en forma sucesiva hasta lograr ciudadanos competentes que formen una mejor sociedad.

Espero sus siempre acertados comentarios.
Margarita Rocha Pérez.

lunes, 22 de febrero de 2010

Mi confrontación con la docencia

Mi confrontación con la docencia

Como maestra de Telesecundaria, pretendo en términos generales, describir un día de trabajo en la escuela y en el aula.
La jornada empieza a las 7:45 de la mañana. Las indicaciones por parte de la Dirección Escolar son firmar el rol de entrada, se toca el timbre a las 8 a.m. e inmediatamente me traslado a mi salón de clases.
Se cuenta con un horario de las asignaturas. Por ejemplo el día lunes, comenzamos con Ciencias, Español y Matemáticas. Después del receso Historia, Formación Cívica y Tecnología.
Las sesiones son de 50 minutos, a excepción de Ciencias es de una hora con 40 minutos.
Mi intención es respetar los tiempos con la finalidad de abarcar todas las asignaturas.
Al entrar al aula, saludo a mis alumnos. Les recuerdo que dispongan de su material (libro y libreta, a veces material de prácticas).
Acostumbro escribir la fecha en el pizarrón y que ellos hagan lo mismo en libro y libreta con la intención de llevar el trabajo en orden.
Al no contar con un laboratorio en Ciencias, pues adecúo el material, generalmente trabajamos las prácticas en grupo. Los formo en círculo y los materiales sobre el piso, porque así es más fácil evitar accidentes.
Anoto y leemos el propósito de nuestra Secuencia y sesión. Procuro que todos los alumnos participen, ya que el tercer grado grupo B del cual soy maestra, sólo es de 18 adolescentes. Esto facilita un poco mi labor porque puedo revisar sus trabajos y reportes.
Además en colectivo, se elige a un alumno responsable por materia, que se encarga de llevar un control de cada actividad realizada y entregada por el grupo, además del resultado de sus exámenes orales y escritos, así ellos saben los aspectos a evaluar en: asistencia, cumplimiento en su uniforme, trabajos y participaciones en las sesiones; además del cuidado de las instalaciones y mobiliario.
Esto lo hacemos todos los días y considero que me ha servido para lograr aprendizajes; aunque no en todos. ¿Por qué? Los alumnos y en general las personas tenemos diferentes estilos de aprendizaje. En ocasiones me apoyo de alumnos que muestran mejor desarrollo en sus competencias lógico-matemáticas, por ejemplo y me ayudan a explicar el proceso con sus compañeros. También reconozco que me falta implementar algunos recursos tecnológicos que puedan ayudarme a innovar la sesión.
No siempre están mis alumnos sentados en las butacas, contamos con unos tapetes o costales y leen, dibujan sentados o acostados sobre el piso.
Normalmente están formados en círculos o en “U”, de esta manera rompemos con las filas de la escuela tradicional, en donde el maestro es la “autoridad única”.
Me esfuerzo por ser comprensiva y tolerante. Esto me ha servido para despertar la confianza en la gran mayoría de ellos. Procuro apoyarlos, cuando tienen un problema. Pero también les exijo el cumplimiento de sus deberes como alumno, ya que la mejor forma de predicar está con el ejemplo. Por eso soy exigente conmigo misma, cuando tengo una duda sobre el desarrollo de una sesión, problema o término, no me detengo hasta clarificarlo.
Las satisfacciones que puedo considerar se reflejan más bien en el ambiente de trabajo con mis adolescentes. En lograr que sean hombres y mujeres con valores. Es relevante, que como exalumnos destaquen en sus nuevos centros educativos y hasta en sus trabajos. Hechos que manifiestan por testimonios vivos, la misma comunidad.
Las insatisfacciones son lograr la comprensión lectora en un 60%. Leen, pero muchas veces no comprenden. La mayoría sólo se queda en el nivel literal. No se tiene un hábito por la lectura y es difícil fomentarlo, cuando la realidad de muchos de ellos, implica salir de la escuela y trabajar en el mercado, cuidando su rebaño, en los quehaceres de la casa, aunado a la gran influencia de la TV., los videojuegos…
La falta de recursos tecnológicos empleados en el aula; considerar la economía escasa de sus familias para pedir otros tipos de materiales. A veces la falta unidad entre los mismos compañeros maestros para hacer un gran equipo con miras a presentar mejores resultados.
Las autoridades educativas ponen especial énfasis en los resultados de exámenes y de ahí miden tu desempeño como maestro. A sí que me causa frustración que los aspectos formativos no se consideren y que te digan es que no estás entregando buenos resultados, entonces ¿qué es lo que haces?
El dominio de enfoques, competencias, ejes temáticos es también parte de mis carencias. La falta de tiempo, el exceso trabajo en cuanto a la documentación, ocasiona que el maestro se vuelva o le preocupe más lo administrativo que lo pedagógico, debido a las sanciones con las que se nos amenaza si hay algún ”error”.
Por eso reitero mi compromiso por superar mis carencias y debilidades mediante esta Maestría en Educación Básica, porque sé que puedo y debo mejorar mi desempeño docente para bien de mi persona y de mis alumnos.
Profra. María Margarita Rocha Pérez

Mi aventura de ser maestro

Mi aventura de ser maestro.
Si he de ser sincera, diría que mi primer malestar en la docencia, fue (porque ya no lo es), haber ingresado en calidad de maestra de grupo, y no como psicóloga de escuela.
También el hecho de realizar la papelería: boletas, kardex, certificados, etc. Porque me decía, si yo no soy secretaria, ¿por qué lo tengo que hacer? ¿acaso no es bastante con preparar mis clases, llegar puntualmente y no faltar?
A través del tiempo, medí cuenta que lo que había estudiado en la escuela de Psicología, sí me servía y mucho para orientar a mis alumnos, para entenderlos y apoyarlos, a tal grado que en mi primer escuela, los alumnos indígenas decían “la maestra sí es buena”. Escuchar esto de mis alumnos y hasta de quiénes no lo eran me motivó muchísimo y sentí, comprobé y reafirmé que ahí estaba mi lugar”.
Sin embargo, otros de mis malestares se dio a raíz de los problemas con mis compañeros, que acostumbraban a “disciplinar” mediante el maltrato físico a tal grado que en una reunión de consejo técnico me manifestaron que yo había llegado a esa escuela a poner el desorden, porque los padres de familia estaban muy a gusto del trato y disciplina que se les daba a sus hijos y que seguramente como mujer “me daba pena” hacer lo mismo, pero que me tenía que ajustar a esa norma.